martes, 2 de agosto de 2011

el cuerpo


Entre la desesperación de abrir la boca y la realidad. La cruda realidad en la que las palabras no siempre llevan más allá de tus deseos y el ridículo de tu corazón roto expuesto.
Más allá de la imaginación, la cruda realidad que es dura como el asfalto; el corazón como asfalto erosionado. Las palabras huecas y llenas al mismo tiempo, las palabras con y sin sentimiento a la vez. La confusión dando vueltas, avergozandome.
Mi boca con la verdad de mis huesos, de mis músculos. Hablando, ha sabiendas de no recibir nada a cambio. Mis ojos, mi cabeza con esperanza de que mis oidos escuchen lo que quieren y mi corazón sienta lo que desea; con confort y la paz absoluta utópica.
Las cadenas que me arrastran, pesadas. Mi piel despedazándose como lepra, mis músculos cansados, mis huesos rotos de tanto caer y mi demencia.

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